jueves, 25 de marzo de 2010
LA PEQUEÑA PRINCESITA
PARTE UNO
Abrí los ojos. Sentía calor en mis brazos y piernas. ¿Cuantos días llevaba aquí?. Ya no recordaba. Los días se habían convertido en algo inexistente, el tiempo pasaba sin ser tiempo.
Logré levantar mi pequeño cuerpo de la tierra árida. Mi mundo seguía igual, redondo y de el tamaño de una casa. Nada cambiaba. Pero espera, me dije a mi misma, qué eso que se ve en el oriente. Todavía somnolienta pude ver que a lo lejos en el cielo se veía un pequeño círculo, parecía ser otro mundo, como el mío, pero que no había notado antes.
¿Cómo es posible que no lo viera antes?- me pregunté.
Tanto tiempo pensando que estaba sola, y nunca había notado el otro mundo que parecía haber estado ahí siempre.
¿Pero cómo llegaré ahí?, no puedo volar, no se saltar muy alto y definitivamente no tengo ningún medio de transporte.
Exhalé profundamente y me senté rendida en el piso de mi mundo.
Tanto que conocer, y nunca lo lograré. Las lagrimas comenzaron a correr por mis ojos resbalándose en mis cachetes regordetes. Cerré los ojos y seguí llorando. Comencé a sentir que la tierra alrededor de mi se convertía en algo suave y nuevo.
Al abrir mis ojos noté que mis lágrimas habían caído en el piso, y de la nada comenzaban a formarse pasto y plantas donde las lágrimas habían caído.
Qué maravilla! - grité sin que nadie me pudiera escuchar.
Todo tipo de vida verde crecía alrededor de mi y llenaba mi pequeño mundo haciéndolo hermoso.
A mis seis años de vida, nunca había presenciado algo como lo que sucedía rápidamente alrededor de mi, las plantas desconocidas continuaban extendiéndose pero no sólo alrededor de mi mundo sino que crecían a lo largo de el espacio dirigiéndose a el nuevo planeta que había vislumbrado minutos antes.
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